ESTREMADURA

Colección de sus Inscripciones y Monumentos
seguida de Reflexiones Importantes
Sobre lo pasado, lo presente y el porvenir de estas provincias

Por D. JOSE DE VIU. 1852



       Bajando al puente desde el pueblo, se encuentra al llegar un templecito muy bien tratado, llamado hoy de San Julián, sobre cuyo frontispicio se lee:

IMP. NERV. TRAIANO. CAESARI
AVGVSTO. GERMANICO. DACIDO. SACRVM

"Dedicado este templo al emperador Nerva Trajano, César Augusto, Germánico y Dacico"

Luego se ve cincelado a continuación en el dintel lo siguiente:

TEMPLVM. INV RVPE. TAGI. SVPERIS. ET. CAESARE. PLENVM
ARS. VBI. MATERIA. VINCITVR. IPSA. SVA
QVIS. QVALI. DEDERIT. VOTO. FORTASSE. REQVIRET
CVRA. VIATORVM. QVOS. NOVA. FAMA. IVVAT
INGENTEM. VASTA. PONTEM. QVI. MOLE. PEREGIT
SACRA. LITATVRO. FECIT. HONORE. LACER
QVI. PONTEM. FECIT. LACER. ET. NOVA. TEMPLA. DICAVIT
SCILICET. ET. SVPERIS. MVNERA. SOLA LITANT
PONTEM. PERPETVI. MANSVRVM. IN. SAECVLA. MVNDI
FECIT. DIVINA. NOBILIS. ARTE. LACER
IDEM. ROMVLEIS. TEMPLVM. CVM. CAESARE. DIVIS.
CONSTITVIT. FELIX. VTRAQVE. CAVSA. SACRI
IVLIVS. LACER. H.S.F. ET. DEDICAVIT. AMICO. CVRIO.
LACONE. IGAEDITANO

"Por si los caminantes desean saber por quien y por qué se fabricó este puente gigantesco, y este templo cavado en la misma peña del Tajo, lleno de la majestad de los dioses y del Cesar, en donde el arte queda vencido por su misma materia, sepan, pues, que Lacer, hombre esclarecido en el arte divino de la arquitectura, hizo este puente, que durará mientras dure el mundo: Lacer, después de acabarlo con admirable magnificencia, hizo igualmente y dedicó este templo a los dioses de Roma y al Cesar, teniéndose por dichoso en ofrecerlo con este doble y sagrado motivo. Cayo Julio Lacer, hizo este templo, y su dedicatoria de unión con Curio Lacon, su amigo, de Igitania".

Sobre lo alto de la fachada del Templo hay una piedra destrozada en la que se lee:

C. I. LACER
HANC. ARAM
EREXIT. VT
DIIS. SACRA
FACERET

"Cayo Julio Lacer", erigió esta ara para sacrificar a los dioses.

Y a la derecha del a anterior se ve la siguiente:

C. IVL. LACER. H. S. E S. T. T. L

"Cayo Julio Lacer, está aquí sepultado, séate la tierra ligera".

       El Templo, construido todo de enormes piedras berroqueñas y cuadradas, tiene veinte pies y once dedos de largo, catorce pies y ocho dedos de ancho, y veinte y tres pies y ocho dedos de alto, cerrándose por arriba con seis grandes piedras por cada lado, que forman el tejado con la mayor regularidad. El tallado de todas las que constituyen el edificio, y que pueden contarse en un instante por su corto número, no puede ser más perfecto. Los árabes, a pesar de haber dominado en Alcántara quinientos años, conservaron ileso este precioso templo: también los reconquistadores, que le dieron el nombre de Ermita de San Julián; y así ha continuado hasta hoy, viéndose mezclados sobre el los símbolos de nuestra religión con los de los gentiles.

       Vamos ahora a la obra, el gran puente, construido por Lacer, arquitecto del mismo país. Se compone de seis arcos, los dos del medio casi iguales, pues uno tiene cinco pies de hueco, y el otro ciento diez, los dos colaterales son de ochenta y ocho pies cada uno, y los dos de ambos extremos de sesenta y seis, en todos ellos quinientos veinte y tres pies hueco. El pavimento es excelente, plano y horizontal como el piso. La longitud del edificio es de seiscientos ochenta pies de Burgos, y su anchura veinte y cuatro, sin los cinco que se embeben en los antepechos. Desde el suelo hasta el del río hay doscientos y un pies distribuidos así: cuarenta y siete dentro del agua en la corriente baja más común, ochenta y siete desde la superficie de la misma hasta el punto en que arrancan los arcos; sesenta y siete desde el principio de las dovelas hasta el piso; y seis que tienen además los pretiles. En medio del puente, sobre el poste que divide los dos arcos principales, se eleva otro arco de triunfo con once pies de ancho y cuarenta y siete de alto desde el pavimento, con lo cual es la altura total de doscientos cuarenta y siete pies, porque los seis que tiene de alto el pretil entran o se cuentan entre los cuarenta y siete del arco triunfal. Todo el puente es de granito, traído de más de media legua, y de piedras, por lo común, de tres pies de alto, dos de ancho, y su correspondiente largo siendo notable que no se vean señales algunas de cal, argamasa, ni otra mezcla alguna; únicamente en ciertas piedras de los antepechos hay vestigios de haber habido grapas para ligarlas más en obras posteriores.

       Tres veces parece haber sido cortado el puente en su propia fábrica; una en el siglo XIII, cuando el rey de Castilla tomó de moros a Alcántara (año 1214); otra por el año 1762 y la otra en 1809, por nuestros buenos auxiliares los ingleses, sin una gran necesidad.

       En la primera, los árabes, menos bárbaros que nosotros, procurando conciliarse propia defensa con la conservación del puente, solamente quitaron sesenta piedras grandes del arco más pequeño de la izquierda del río, ya sí se quedó por desidia de los conquistadores por espacio de más de trescientos años, hasta que Carlos V se movió a reedificarlo.
En la segunda fue destruido el segundo arco de la derecha del río, y en la tercera volvió el mismo a ser volado. Al cabo de diez años, se habilitó con maderas para el paso y habiendo sido quemadas en fin de 1836, al amago de la incursión del general carlista Gomez, ya no se ha pensado en recomponerlo.

       Carlos V, adornó el puente con las armas de la dinastía austriaca, e hizo construir una especie de castillo, más bien torreón, a la derecha del río para darle más perspectiva. Pero también procede corresponderle el la renovación del arco de triunfo y la colocación de una gran lápida horizontal, con la inscripción:

IMP. CAESARI. DIVI. NERVAE. F. NERAV.
TRAIANO. AVG. GERM. DACICO. PONTIF. MAX
TRIB. POTES. VIIII. V. COS. V. P. P

"Al emperador Cesar Augusto Nerva Trajano, hijo del dios Nerva,
Augusto Germánico, Dacico, Pontícipe Máximo,
al ejercer por la 8ª vez la potestad tribunicia,
por la 5ª el imperio y por la 5ª al consulado, padre de la patria.

       A los dos costados del mismo arco por una y otra frente hubo otros cuatro mármoles con inscripciones, que sin la menor duda, contendrían los nombres de todos los pueblos que contribuyeron a la obra. Hace ya muchos siglos que faltan tres, y solo ha quedado uno por el lado que mira a la villa. En lugar de los que faltan, hay otras tablas de fino mármol con esta inscripción igual a todas, cuyo estilo quiere imitar al antiguo:

CAROLVS V. IMPERATOR. CAES
AVG. HISPANIARVMQVE. REX
HVNC. PONT. BELLIS. ETANTIQVI
TATE EX PARTE DIRVPTVM RVI
NAMQVE MINANTEM INSTAV
RARI IVSSIT ANNO DOMINI M
DXLIII. IMPERII SVI XXIIII RE
GNI VERO XXVI

"Carlos V, emperador, César Augusto, y rey de las Españas,
mandó que se restaurase este puente deteriorado en parte por las guerras
y por su antigüedad y amenazando ruina,
el año del Señor 1543, en el 24º de su imperio, y en el 26º de su reinado"

       El otro mármol antiguo que queda está muy borrado, pero hay de él copias auténticas, de tres a cuatro renglones pueden leerse no más ahora; pero decía:

MVNICIPIA
PROVINCIAE
LVSITANIAE STIPE
COLLATA QVAE OPVS
PONTIS PERFECERVNT
IGAEDITANI
LANCIENSES OPPIDANI
BANIENSES
TALORI
INTERANNIENSES
COLARNI
LANCIENSES TRANSCVDANI
ARAVI
MEIDVBRIGENSES
ARABRIGENSES
PRAESVRES

"Los municipios de la provincia de Lusitania,
que costearon e hicieron este puente, fueron:
los Igeditanos,
los Lacienses Opidanos,
los Banienses,
los Taleros,
los Iteranienses,
los Corlanos,
los Lancienses transcudanos,
los Aravos,
los Meidobrigenses,
los Arabrigenses,
los Praesures"

La situación de estos pueblos no está bien averiguada respecto a algunos; la de otros se sabe mejor.

       Los Igeditanos eran los habitantes de la actual Idaña a Vella en Portugal, a una siete leguas de Alcántara, población insigne en tiempo de los romanos y aún en el de los Godos, y patria del rey Wamba.

       Los Lacienses Oppidanos, ya municipes en tiempo de Trajano. No se hace mención de Norba Caesarea, que aunque inmune, no dejaría de dar su contingente, ni de Contrasta, ni de otros grandes pueblos cerca del puente, probablemente porque las otras tres tablas que faltan contendrían sus nombres; y aún nos persuadimos que todos los cuarenta y cinco municipios que se contaban en la Lusitania, a finales del primer siglo, contribuirían a la obra, y que constarían sus nombres, pues teniendo diez y seis reglones el mármol existente, y sirviendo los cinco primeros de encabezamiento, y los once para anotar once Municipios, no es despropósito suponer que los cuarenta y ocho renglones de los otros tres mármoles dejasen de mencionar los treinta y cuatro municipios tan desparramados por la Lusitania, tomasen a su cargo la obra por si solos, y menos debiendo esta refluir en utilidad de otras poblaciones ricas, populosas e interesadas en ella.

       Los Banienses, se cree fuesen los de tierra de Baños. Es lástima ciertamente no haber llegado a nosotros un mapa o descripción del país, y que los escritores del tiempo Romano, no sean explícitos ni a veces estén acordes; vacío que forzosamente hemos de llenar con probabilidades y conjeturas. Plinio, al L. 4. C. 22, habla de los Balsenses (tierra de Tabira en Portugal), pero tampoco nos atrevemos a darles parte en la obra del puente por la semejanza de los nombres.

       Los Taleros, eran los de Talabrica, cerca de Aveiro. Con los Colarnos sucede lo propio. Dicen que serían los de Coa, sin más razón que la de una analogía de voces tal vez muy voluntaria.

       Los Lacienses transcudani, si que está averiguado que estuvieron a la otra parte de Coa, cerca de Viseo.

       Los Interannienses corresponden, no a los pueblos Interamnes, entre los ríos Duero y Miño como han supuesto algunos, sino al municipio de ese nombre que estuvo hacia donde hoy es Salva León, o como a dos leguas de Valverde del Fresto, entre los ríos Elja y Baradega. ¿Cómo habían de venir a la fabricación del puente gentes tan apartadas? ¿Y cómo por otra parte, habían de corresponder a los municipios de la provincia de Lusitania siendo así que esta no pasaba del Duero?

       Los Aravienses, calculan, serían los habitantes de Ad Septem Aras, a sesenta y cuatro millas de Emerita en el camino de Olissipo, en que hoy esta Alegrete. Las mismas razones, y aún más fuetes, hay para que fueran los de Aravia, pueblo cuyas ruinas se ven entre Brozas, Alisada y Arroyo del Puerco, cerca del río Salor. En igualdad de probabilidades nos inclinaríamos más a esta opinión si luego no vinieran en el mármol los Arabrigenses. Sabemos que hubo un Arabrica (hoy Gallego, en la raya de Portugal), pero esto correspondía a la provincia de la Bética, y no a la de Lusitania, y esta circunstancia corta la cuestión. Así, pues, creemos que los Aravienses eran los de Ad Septem Aras, y los Arabrigenses los de Araya, pueblos situados no demasiado lejos del puente, y por lo mismo interesados más directamente en él, que los muy apartadas.

       Los Meidubrigenses, fueron los de Meidobriga, hoy ruinas de Arameña, en Portugal, a dos leguas de Valencia de Alcántara, entre Marvao y Casteldavid.

       Y los Pesures, es posible que fueran los de Pesur, también en Portugal, comarca de Cubillana.

Es muy de sentir que las otras tres tablas no fuesen transcritas en tiempo, y sabríamos de otros pueblos.

       Para autorizar nuestro modo de juzgar el puente de Alcántara, tan colosal como maravilloso, nos parece oportuno trasladar lo que dice el historiador Yepes en su Crónica de San Benito: "Está la villa de Alcántara junto al Tajo y al gran puente que le da el nombre y es uno de los más soberbios edificios del mundo, y por serlo tanto, los moros dieron al pueblo del nombre de Alcántara, que en su lengua quiere decir el puente.
Es el edificio tan suntuosos y de tanta grandeza, que en toda Europa no se halla otro que sea igual, aunque lo quieran comparar con el famoso puente que mandó el emperador Trajano hacer en el Danubio, que conforme a las medidas que de él pone Dion Casio en su historia, aunque aquel tuvo más arcos, no se podía igualar en altura y grandeza al de Alcántara. Luego añada, "Quien hubiere leído a Ambrosio Morales, echará de ver que no hago encarecimiento de esto que tengo dicho". Y más abajo concluye así: "Por estas medidas se entiende como este puente es el más bravo edificio que ninguno de los de Roma, y quien los a visto, se espanta aquí".

       Ambrosio Morales, que en su Descripción de las Ciudades de España, hace esta pintura: "Al despedirme (el Tajo) de Castilla para entrar en aquel reino (Portugal) pasa aquel río por debajo del puente de Alcántara, edificio tan soberbio y suntuosos, que los que han visto los de Roma, y todos los insignes de Europa, no hallan otra fábrica tan maravillosa".

       Son numerosos los escritores y escritos mostrando la maravilla y esplendor del Puente de Alcántara, sin embargo, todos ellos incurren en la equivocación de suponer que el puente es de Trajano, sin más razón que la dedicatoria que sobre él se lee. Antes de subir al trono debía estar la obra planteada, pues no es de las que se improvisan; y así hacemos esta cuenta; mientras que tantos y dan diversos Municipios se entendiesen y proporcionasen los medios de realizarla, tenía que transcurrir mucho tiempo. El acopio del dinero, de los materiales, y la elección de operarios lo embeberia también, y sobre todo el mismo edificio, sujeto por su naturaleza a las interrupciones que las súbitas crecidas debían ocasionar, sin contar con la constante pugna de las aguas del río en tan rápida pendiente como en su encajonamiento lleva por Alcántara. Y con todo, parece concluido el quinto año en que fue Trajano cónsul, apenas cumplió siete años de imperio; por consiguiente, no podía ser él el que lo hiciera. Bajo sus auspicios sí, lo entendemos y concedemos sin restricciones, pero directamente Trajano, parece un imposible; y esta imposibilidad conjetural, se hace realmente evidente al ver que el mármol tantas veces citado, dice, que estos y los otros Municipios colaboraron en la obra del puente, y que el otro mármol que sirve de friso al arco triunfal, expresa solo haber sido dedicado el edificio al emperador, sin la menor duda al terminarse.

       La lápida sepulcral del arquitecto Lacer, sepultado en el templo contiguo, se ve embutida en la pared de una casa de Alcántara, frente a San Pedro, y en la misma calle (Casa de los señores Barrantes), y dice así:

C. I. L. H. S. E. S. T. T. L.

"Cayo Julio Lacer, está aquí sepultado, seale la tierra leve".

       Esta piedra creemos estaría sobre su propia sepultura, y la otra lápida que mencionamos al hablar del templo, acaso corresponderá a alguna pared interior, duplicando así el recuerdo de tan grande artífice. Esta última es circular, y la otra cuadrada, ambas de un granito menos vasto que el del puente.

       Del tiempo de los Árabes solo queda en Alcántara una inscripción deteriorada en una lápida de pizarra sobre la antigua puerta llamada de Jartín, saliendo por el torreón que la defendía. Traducido del arábigo en tiempo, decía así:

"Esta obra mandó hacer Hacen-Amed, Emir igual a Muza".

       Es muy extraño que habiendo estado poblado Alcántara por cinco siglos seguidos de mucha gente mora principal, no quede de aquella época sino unos murallones viejos a la parte que mira al río, y aún quizás estos fueran construidos por los romanos.

       Según dicen, este pueblo se llamó por los Godos, Ovila, que en su lengua significaba Puente, y luego los árabes le dieron el nombre de Al-Cántara, que es lo mismo que El Puente.