El Recinto Abaluartado de Alcántara.

Génesis de una Fortificación Fronteriza.  S.  XVII

D. Antonio Navareño Mateos
D. José Maldonado Escribano

Norba-Arte. ISSN 0213-2214 Vol XXIV (2004)

Link al Estudio completo



Extractos del Estudio:

       El enclave militar de Alcántara vuelve a ser estratégico en el siglo XVII con motivo de la Guerra de Restauración entre España y Portugal. Con el objetivo de defender dicha plaza se levantará una nueva línea de muralla y se construirán destacados baluartes, como el de San antón, Paniagua, los Clérigos, el del Rollo o el fuerte de San Marcos.

       Alcántara está íntimamente asociada a la Orden Militar de su mismo nombre. Esta institución religioso-militar y su puente romano sobre el río Tajo contribuyeron a destacar su protagonismo durante gran parte de la Edad media, en este caso como emplazamiento fronterizo entre el norte cristiano y el sur islámico. Transcurridos los prósperos años del Renacimiento y bien entrada la Edad Moderna, en pleno siglo XVII, nuevamente Alcántara recuperará su condición de enclave fronterizo de primer orden, ahora como punto estratégico y logístico en la frontera entre el este (España) y el oeste (Portugal).

       El conflicto hispano portugués que se desarrolla en el siglo XVII con motivo de la sublevación de Portugal para conseguir su independencia de la corona de España comienza en 1640. Estas luchas se conocen como Guerra de Restauración ya que nuestro país vecino pretende volver a la situación en que se encontraba antes de 1580, momento en que Felipe II lo anexionó a su reino. El enfrentamiento que ahora interesa termina en 1668 una vez que Portugal logra su objetivo y se desarrolló con importantes asaltos a ambos lados de la frontera. En este sentido, Alcántara será uno de los lugares más destacados en cuanto a operaciones militares, por lo que se entiende muy bien el continuo proceso de fortificación de esta plaza a mediados del siglo XVII.

       Hasta bien entrado el siglo XVI los recursos defensivos con los que contó Alcántara se centraban en su castillo medieval, el recinto amurallado de la villa vieja y algunos elementos fortificados dispuestos en el propio Puente Romano; pero desde el siglo XVII hubo necesidad de proteger la villa moderna que se extendía ya por el lado oriental, extramuros, y que estaba a merced de las incursiones del ejército portugués. Por esta causa se construirá un espacioso recinto abaluartado, con muros ataludados, baluartes, revellines y demás elementos necesarios para hacer frente a la moderna artillería.

       Un escrito de D. José Aparici y García (Coronel del Cuerpo de Ingenieros) notifica que en 1643 la Junta de Guerra insiste sobre la necesidad de fortificar Alcántara, pese a la dificultad económica que padecen las encomiendas de la frontera, por la desaparición de sus rentas a causa de la invasión del ejército portugués.

       Todavía pueden verse, dominando el Puente Romano y el río Tajo, los restos del primitivo castillo y de las murallas medievales, donde se asentó desde el siglo XIII la sede de la Orden Militar de Alcántara.

       Se constata que entonces Alcántara tiene en defensa el Puente sobre el Tajo, y que unida este está la llamada "Villa Vieja".  Esta se refiere a la zona occidental de la villa, donde se asienta el castillo y las murallas medievales que, al parecer, se habían acondicionado o ampliado durante la primera mitad de ese año 1644. Lo cierto es que, según indica el mismo informe, ese viejo lugar fortificado era capaz para recoger a toda la gente de la villa en caso muy necesario.

       Podemos constatar que en los años 1643-44 las fortificaciones de Alcántara se concretaban en los viejos recursos defensivos del puente romano y de la fortaleza medieval que envolvía la villa vieja, en el lado occidental, la cual se habían acondicionado unos meses antes. El resto del caserío que se extendía hacia levante, lo que llamaban los arrabales, estaba fuera de la muralla y desprotegido, contando tan solo con la presencia del voluminoso y fuerte convento de San Benito, sede de la Orden Militar, erigido en el lado septentrional de la población. El recurso defensivo para toda esa zona, consistía en cerrar las bocacalles, de modo que las traseras y corrales de las propias casas se erigían en escudo para la defensa de la villa. El único elemento castrense añadido entonces lo constituía el reducto de San Antón.

       Este escrito incluye datos sobre los deterioros ocasionados en el puente por los portugueses en su retirada, así como información sobre la aplicación de diversas partidas presupuestarias con destino a la construcción del recinto abaluartado.

       Se puede apreciar el estado de conservación el Puente de Alcántara por entonces. Al parecer el enemigo se había ido de Alcántara dejando el puente roto. Según relata, el enemigo había entrado hasta la mitad del puente, "que parece cosa imposible", consiguiendo, tras levantar algunas losas, minar el segundo arco por el plano de la calzada produciendo la apertura de una brecha de 20 pies de ancho. Se dice en la carta, que por fortuna no se cayeron las piedras o dovelas que forman el arco, permitiendo que sobre ellas se pudiera reconstruir el paso con una estructura de madera. También se reconstruyeron las puertas de madera que estaban a la entrada y salida del mismo puente.

       En la Consulta de la Junta de Guerra, según escrito fechado el 3 de abril de 1648, se detalla algo más la intervención del ejército portugués en la destrucción del puente. El testimonio del gobernador indica que el día 26 de marzo de 1648, a las dos de la mañana regresó el ejército portugués tomando una parte del puente, atrincherándose y haciéndose fuerte en él, luchando hasta el día 28 a las doce de la noche: "volvió el rebelde con su grueso sobre aquella plaza, y aunque fue sentido y se había peleado con mucho valor, y costado vidas de ambas partes, había roto las dos puertas primeras de cuatro que tienen el Puente con petardos, que a la tercera se le había rechazado…"

       Por esas mismas fechas, concretamente el 4 de abril, el Corregidor de Cáceres también da noticias de los hechos acontecidos en el puente, todo ello en razón a la intervención de los socorros procedentes de Cáceres que él mismo comandaba. Relata el corregidor cacereño que cuando llegó "estaba la puerta principal de la Torre del puente hecha pedazos de un petardo y el enemigo peleando por ganarla y allí se peleó de forma que el enemigo se retiró al último rastrillo que había ganado…" El mismo corregido subraya que el ejército portugués no pudo continuar su avance "porque el socorro de esta villa llegó con brevedad", y por ello trató de derribar el puente aunque sólo pudo hacer una mina de poca consideración produciendo el daño citado al puente, después de su retirada.

       Con la misma fecha de 4 de abril, escribe al Rey el marqués de Molinghem, informando de la retirada del ejército portugués del puente y, sobre todo, de la necesidad de fondos para su restauración. Señala el Marqués que convendría construir un puente levadizo con los 10.000 escudos que el Rey tenía asignados a Alcántara para fortificaciones, a los que se sumarían otros 10.000 que debían aprobarse y enviarse con brevedad.

       Algunas de las obras a realizar en el puente, figura la realización de dos fosos entre las dos puertas de sus extremos, cada una de ellas con puente levadizo. Asimismo se cita como construida entonces, una fortificación cubierta a los lados, con caponeras, con un cuerpo de guardia alto y otro bajo. Además se indica que en la ruina del arco que habían producido los portugueses, después de repararlo, se dejó el hueco escarpado para que sirviera de foso, con un puente levadizo. Por último, indica que en el medio del puente, donde estaba la puerta del arco de triunfo, se había fortificado con dos andamios para mosquetería.

       … Finalmente se hacen algunas sugerencias respecto al puente, indicando que es necesario asegurar la cabeza de puente con un buen reducto fabricado en el declive de la eminencia que está al otro lado, con capacidad solamente para 20 o 30 mosqueteros. Creemos que esta es la fortificación de piedra y ladrillo que se levanta a la salida del puente, en su lado septentrional, la cual se representa en los planos del siglo XVIII con el nombre de "Torre del Oro" y que todavía puede verse coronando un promontorio y dominando el acceso al puente. Suponemos que esta construcción se levantaría por estos años o poco después, a partir de 1648.